domingo, 18 de octubre de 2015

Urano y Neptuno

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 ¿Cómo va la cosa, pequeños trozos de materia? Pues estaba yo en mi habitación volviéndome loco pensando en historias de amor entre el Sol y la Luna, que todavía no me ha quedado clarinete si la Luna huye del Sol porque no siente lo mismo o porque es peligroso que él esté cerca de ella. Pero como dijo una estrella del firmamento, los eclipses existen porque por fin ellos pueden estar juntos, a pesar de que yo le dijese que podría ser el estúpido intento del Sol por declararse a la Luna y un rechazo inminente.
 (¿Estáis viendo mi extraño modo hoy? Pues eso significa ni más ni menos que relato corto. Sí, como estáis leyendo).

 Así que, sin más dilatación, aquí lo lleváis, para que lo disfrutéis en casa. (Para todos los públicos, que seguimos en hora infantil, por favor).

 La primera historia de amor no surgió de Shakespeare, ni entre campesinos de aldeas, ni siquiera en el Mesozoico. La primera historia de amor se remonta allá donde la materia existió, donde se expandía la energía en la nada, donde todo era poder y el poder era imposible de percibir.
 Tras la gran explosión, como si de una idea se tratase, todo comenzó a tomar forma. Ya existido un grupo de ocho (el pequeño no se cuenta), comenzó nuestra historia.

 No era martes, ni miércoles, y creo recordar que tampoco jueves cuando la vi. Mis capas eran rosadas, -color crema o helado de fresa, depende de cuánto hambre tengas- aquel día. Era radiante. Ella era de un naranja fogoso. Supe que nunca la había visto por estos lares en cuanto la vi. Se me extrañó que, estando solo este tiempo en órbita -como quien dice, el mundo gira y el tonto mira, y ahí estaba yo; girando y mirando- hubiese encontrado a alguien más.
 Cuando estuvimos lo suficientemente cerca le pregunté.

 Fui un poco precipitado al preguntarle su nombre sin más dilación. Incluso pude notar la desviación de su órbita por el nerviosismo. Quizá signifique algo bueno.
 Urano. U de única. U de tengo que saber más de ella. 

 Tenía unos años luz hasta que desapareciese en el firmamento, así que intenté aprovecharlos todo lo posible. Le pregunté sobre qué piensa cuando se aburre, cómo es su composición (da el caso de que los dos somos gaseosos, tenemos cosas en común), cuál es su canción favorita, qué ve en la órbita completa, algunos cotilleos de otros planetas que no conozco, qué quiere ser de mayor... Pasamos muy buen tiempo juntos.
 Incluso, cuando ella no podía dormir, contábamos asteroides juntos.

 Finalmente, llegó el año luz en el que ya no podría verla. La noche anterior, en vez de contar asteroides, contamos secretos. Ella me dijo que su secreto era que estaba triste de que nos perdiésemos entre nuestras órbitas y que se estaba volviendo un poco azul. Yo le dije que sonriese, que no podía hacer desaparecer ese naranja otoño por la mañana por nada del mundo. Para que dejase de llorar también le conté un secreto.
 Le conté que la quería. Estúpido yo, que se lo dije en el último momento.

 Aún recuerdo su: "Neptuno, te querré mientras me esperes" antes de que ya no pudiese verla.

 Y la esperé. Solo. A veces envidiaba a aquellos planetas que estaban próximos. Yo también quería ver sobre qué orbitaba. Ella me dijo que orbitábamos sobre alguien que daba calor, pero yo no sabía qué era el calor hasta conocerla, ¿por qué no orbitaba a su alrededor si era lo único que sí podía sentir?

 Un día hice un amigo. Se llamaba Plutón. Era un buen amigo, pero ninguno de los planetas lo tomaba en serio. Le llaman "planeta enano". Le dije que si un planeta se atrevía a decirle eso otra vez, no tendría contemplaciones en decirle algo sobre sus satélites. Y no sería bonito.

 Un amigo y un amor. En estos años luz que llevo aquí es lo máximo que he podido conseguir, y estoy muy alegre. Igual me hice incluso más rosado que antes de la felicidad. Urano me llamaba "algodón de azúcar". Cuánto la echaba de menos...

 Esperé y esperé. Había días en los que estaba decidido en saltar a un cometa y buscarla, pero le prometí esperarla en mi órbita, sin variaciones, por si acaso.

 Entonces llegó el día. 

 Allí venía.



 No venía sola.

 En ese instante deseé que mi órbita fuese en dirección contraria para llorar y que no me viese o escuchase. No era la de siempre.

 Había perdido su color anaranjado. Ahora era azul. Un azul muy blanquecino. Quizá fue por la sorpresa de verme, pero no creo, ya tenía un acompañante mejor que le devolviese el color.
 Saturno.

 Cómo se pavoneaba con su anillo y el que le había regalado a ella. Seguro que mientras no estaba, le había pedido matrimonio. Seguro que Urano le había hablado de mí antes. No olvidaría jamás esa expresión de superioridad en él. Le maldigo a él, y a ella -en muy poca cantidad-.

 Me preguntó que cómo estaba. ¿Y cómo quieres que esté, maldita? Me obligó a esperarla durante años luz para que, cuando nos viésemos, ella volviese con otro. Estuve meditando sobre si de verdad era un planeta gaseoso, porque me sentía sólido de tanto odio. Era insoportable la decepción. Noté mis satélites incluso alejarse de mí.

 Me volví azul yo también. Quizá esa sea la enfermedad de amarla. Volverse azul. Triste. Pero al tener rabia, era azul oscuro. Tristeza oscura. Era una tristeza tan absoluta... como de otro planeta.

 Lloré y lloré. E intentaba ignorarla cuando venía a pedir sal. Para ella hubo azúcar y solo supo derramarlo. La sal se iba a quedar conmigo y todas las especias que ella decidiese pedir. 
 Me volví un planeta malo. ¿Pero con quién iba a ser malo? Si la única a la que podía ver era a ella. Seguía estando solo. Y ese insignificante de su marido se estaba alejando, lo cual era la mayor de mis alegrías en ese momento. Finalmente se fue. Ella seguía aquí, pero tampoco le faltaba poco para irse. Esta vez me daba igual que se fuese. Hasta que habló conmigo.

 Me dijo que traía verdades. Yo le dije que serían mentiras. Ella me preguntó si creía en ella. Yo le pregunté si sentía algo por mí. Las dos preguntas no tuvieron una respuesta clara. Decidí escucharla, un enfado no serviría para nada en esta situación.

 Me contó que... allá afuera no hay nada bueno -y eso que el que está afuera soy yo-. Me contó que un tal Júpiter era un acosador... y que Venus decía que era más bella que ella de una manera no muy confortante... y que el Sol era doloroso, muy doloroso. Me contó que para salvarse de eso, tenía que ocultarse detrás de Saturno, que era lo suficientemente grande como para ocultarla de los rayos penetrantes del Sol, que Venus estaba por Saturno y que no diría nada malo de ella estando él delante y que Júpiter se echaba atrás y dejaba de intentar echarle el anillo (como quien le echa el guante) si se casaban. Me contó que... era azul porque estaba triste; porque no podía estar conmigo; porque necesitaba ayuda de verdad y yo solo podía ayudarle cada... cada mucho, ya perdí la cuenta.
 Entonces lo entendí. Entendí que nuestro amor no podría ser. Entendí que sería la única a la que viese, a la única a la que amase, a la única de la que le hablaría a Plutón cada rato. Entendí cosas que con el odio nunca pude entender aunque estuviesen claras. Entendí que el amor era complicado.
 Urano. U de única. U de tengo que saber más de ella.

 Y no dejar nunca de conocerla. Nunca.

 Por eso, cuando nos vemos y nos aseguramos de que ningún otro planeta pueda vernos, o algún cometa, o asteroide, o incluso ser humano, podemos volver a ser de nuestros colores. Yo "algodón de azúcar", ella como el Sol pero en hermosa y en otoño.
 Por eso, para todos seremos azules. 
 Por eso, todavía la sigo esperando.
 Por eso, este es el amor no correspondido más triste del universo.


 ¿Qué? ¿Os ha gustado? Si os ha gustado poned en comentarios a quién hubieseis puesto de pareja planetaria. Urano y Neptuno. ¿A que no lo esperabais? Pues sorpresa de cometa para vosotros.
 Y sé que os dije que como mucho cada quince días escribiría una entrada, y hoy es el día tope. No os iba a abandonar, ¿eh?
 Espero que os haya parecido curioso este relatillo tanto como a mí el amor entre planetas que hay en mi cabeza. La próxima vez nos vemos con algo totalmente distinto.

 Hasta la próxima, Uranos.

 -Grigori.

sábado, 3 de octubre de 2015

Memorias y de todo un poco

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¿Qué pasa con la vida por aquí? Casi un mes desde la última vez que escribí. Ya se me ha olvidado hasta qué es un blog, fijaos. La cosa es que estoy como obligada a volver porque he visto que han nominado a este blog a dos premios, lo cual es increíble, pero ya sabéis, a mí me gusta que mis entradas tengan un tema sólido, así que de lo último que hablaré será de las nominaciones a premios.

 La verdad es que el otro día por la calle escuché una palabra famosa de este blog del año pasado. Muchos no estuvisteis, pero hubo una entrada genial que hablaba de faltas de ortografía que encontré por internet, y como borré todas las entradas anteriores, pues qué se le va a hacer. La cosa es que, por suerte, las imágenes las guardo siempre, así que... AQUÍ OS TRAIGO LO QUE QUEDABA DE AQUELLA ENTRADA:


 Esta era una de aquellas, qué sublime, ¿no creéis? Está plagadita de esas faltas de ortografía tan jugosas que puede haber en este universo, protagonizadas por: hacabo, aserme, possitivo (¿por qué con doble ese? Esto es un enigma total)... Pero lo mejor, sin duda, es lo que nos quiere transmitir la frase. "Tengo desecho café". 
 No, o sea, pensadlo. Desecho café. ¿Has hecho tus necesidades y tenía color café? Pero si el color café es marrón... ¿SE SUPONE QUE DEBERÍA SER DE OTRO COLOR? Bienvenida, señora de Júpiter, es un placer.


 Esta es la mayor obra de arte de faltas de ortografía que pude encontrar por aquellos tiempos. ES QUE HAY DEMASIADAS CONCENTRADAS EN DOS FRASES. Os traduzco la frase, incluso:
 "¿Es bueno lavarse el cabello con amoniaco o salfumán? Es que me han dicho que se queda el pelo muy limpio. Mis papás me lo han dicho".
  Hagamos recuento de faltas, por favor.
 CATORCE FALTAS. Pero qué es esto. Queda usted detenido por los policías ortográficos. 
 Por cierto, mirad la frase "mis papas me lo han dicho". Según estudios de la Universidad de Massachussets, es posible que quien escribió esto, hablaba con sus 'papas' fritas mientas comía, PORQUE SI NO, NO LE ENCUENTRO SENTIDO QUE OTRO SER LE DIGA QUE LAVARSE EL PELO CON AMONIACO SEA BUENO. Es que es increíble. 



 Leed esta pregunta.
 Leedla bien.

 Vale, ahora que la habéis leído bien, es lo que estáis pensando: le ha preguntado si quiere probar con hielo. HI-E-LO. Yeilow. Nunca en mi sano juicio podría haber adivinado que ponía eso sin haberme parado a pensar.

 El ser humano es increíble, de veras.
 Ahora, sin más demora, os traeré mi favorito. El que os he dicho que trae la palabra especial del blog:


 Una historia trágica. Un ballamos. Un destino.
 Es un hito increíble para la existencia humana. ES LA FUSIÓN ENTRE UNA VALLA Y UNA BAYA. 
 También encontramos un derrepente así de gratis para prepararnos para lo que viene. Un aveces y un desconosco para hacer la lectura más amena, pero... entonces llega. 

 Cuisidarme. Esta es la fantástica palabra. Quiere cuisidarse
 ¿Comprendéis el nivel de la situación? Es una palabra perfecta.
 Y por favor, fijaos en lo de "conejita". 15 años. Es una historia demasiado trágica para el corazón. 

 Y cuando creíamos que esta historia no podía ser más interesante, me encontré con la respuesta a esta persona. ATENTOS:


 Waaa nuu!!
 Quiero que os acordéis de eso y cuando alguien os diga algo en lo que respondáis con un 'no', lo digáis así. Por favor.

 La respuesta habla por sí sola. Las faltas de ortografía han entrado en la sala. Las comas han salido de la sala. Lo mejor y que nos vuelve a emocionar, es lo de jugar a maquillarse. Jugar a maquillarse. Pero... sin duda, lo que más nos llena el alma de flores y nos pone un jardín en el patio con éstas, es el alguien de tu entera confianza(L). ¿Por qué ese "(L)? Le habla de ir a un psicólogo y pedir ayuda, pero "(L)". Espero que estéis comprendiendo la situación de la manera que yo lo hago, porque es muy grata. BENDIGO A LOS SERES HUMANOS Y SUS FALTAS DE ORTOGRAFÍA TAN ORIGINALES.


 Pues lo que os iba contando, que por la calle escucho a gente diciendo lo de cuisidarse. Es una sensación bastante rara que me lleva a preguntarme si este blog lo lee más gente de lo que parece o si es solo coincidencia. Yo no lo sé, pero al menos os he traído las pequeñas memorias de esto.

 Ahora, en cambio, hablemos de las nominaciones a premios que se han otorgado a este blog durante este mes, porque sí, ha ocurrido todo este mes.

 
 Estos son los dos premios a los que ha sido nominado nuestro
querido blog. (Y los primeros en la historia):





 El Premio FT

 Las reglas de este premio son:
1. Agradecer públicamente a quien nos ha otorgado el premio.
2. Poner la imagen del premio en una entrada como esta.
3. Nominar a 10 personas.
4. Avisar de la nominación.





The Versatile Blogger Award       

 Las reglas de este premio son:    
1. Agradecer y seguir a quien nos ha nominado.
2. Contar siete cosas sobre ti.
3. Nominar a 15 blogs.                         

 Como a los dos nos ha nominado la misma persona, pues directamente lo digo una vez. 
Nos ha nominado a nuestro blog la dulce escritora de Reflexiones de un Unicornio. Muchísimas gracias, Lu, por nominarnos y por contribuir con este blog como haces. Es todo un placer contar con una persona tan agradable. 
 (Lectores, dadle las gracias e ir a su blog. Mostrad cómo os he educado).

Ahora, la gran gracia de todo esto (más gracia que con las faltas de ortografía) es que no leo muchos blogs. Sí, señores. Y los blogs que leía están parados. Entonces, nominar es algo muy difícil ahora mismo (cuando encuentre tiempo libre leeré más blogs, en serio).

 Nominados a los dos premios:
-Mamá, quiero ser rockera. (Que hace tiempo que no escribe, pero espero que esto la obligue a hacerlo).
-¡Lady Rebek, te elijo a ti! (Declaró que su blog iba a cerrar, pero como subió entrada hace cuatro días, se aguanta con los premios, hala. Y también, porque es mi blogger favorita y necesita un premio por todas esas veces que me ha hecho reír).

 Y es que ya no leo más blogs, qué se le va a hacer. Soy una desgracia para el mundo blogger.

 Y ahora toca una de las reglas de The Versatile Blogger Award, que consiste en escribir siete cosas sobre mí. Indaguemos pues.

 1. Escribo poesía.
 2. Cuando era pequeña pensaba que era un perro.
 3. Soy pésima en matemáticas.
 4. Me gusta mucho leer, pero no leo mucho porque tengo la tediosa manía de que solo puedo leer libros físicos, y no tengo el bolsillo como para gastarlo todo en ello.
 5. Mi día favorito de la semana son los miércoles. Aunque la mayoría de mis peores días hayan sido miércoles, sigue habiendo ese algo que me gusta de ellos.
 6. Empecé con este blog porque siempre he sido una persona muy vaga y lenta y quería hacer algo para cambiarlo.
 7. El contacto físico para mí es algo de otro planeta.

 Son siete datos irrelevantes que os acabo de colar así con simpleza. Os ha encantado, ¿eh?

 Pues aquí tenéis la entrada volviendo a esto, que sí, que hacía un mes que no volvía y tal, pero no pasa nada. Intentaré tener un margen de no escribir como máximo en quince días, porque si no, esto se queda desértico. 

 Por cierto, muchísimas gracias a todos por apoyar la última entrada (es la entrada con más visitas con muchísima diferencia). Me ha encantado que os haya llegado, porque era la intención. Ha sido un sentimiento increíble el que me habéis trasmitido vosotros, mis lectores. Y siento (que muchos lo habéis pedido) no escribir otra entrada de ese mismo tipo, pero ya os conté que este blog es un caos en el que cada entrada es otro mundo, pero algún día caerá otra entrada reflexiva, no os preocupéis.

 Y con esto un bizcocho casero de la abuela, hasta la próxima, ortográficos.
 -Marilen (y la tilde invisible en la e).